Por: Gustavo Torres G.
Me llevó mucho tiempo completar un libro que de entrada, me produjo mucho entusiasmo, tanto por la temática propuesta, como por el extraño reconocimiento de saberme leyendo una vez más a un autor de de origen medio oriental. Sapiens, de animales a dioses, es un texto que en entrada pareciese absolutamente enfocado en la biología; las circunstancias por las cuales nuestra realidad a dos piernas y brazos cargando un cerebro de tales dimensiones tenía que ser así de apasionante. En efecto, es un texto entretenidisimo. la reseña, para no ser cansino, es esta:
La humanidad como la entendemos, de la que somos parte, tuvo que pasar un vericueto de muchísimos millones, luego miles de años, para poder afirmar sin dudas, que somos la especie dominante de este pequeño punto azul en el espacio. Visto desde fuera, alguna civilización extraterrestre consideraría peccata minuta, cosa ridícula la autonominación a eso de “amos del universo”, sin embargo las minucias, los detalles que acontecieron uno tras otro para desembocar en ese hoy, son verdaderamente apasionantes. Yuval Noah Harari desglosa con mimo cada una de las etapas evolutivas por las que nuestros ancestros escalaron, se tallaron para pervivir, evitando ser consumidos por la impiadosa naturaleza, aunque la riqueza de este trabajo apenas empieza aquí, pues lo sencillo hubiese sido quedarse en ese nivel, casi mecánico, su autor explica con pasmosa lucidez los procesos lógicos a través de los cuales es posible entender aspectos de nuestro comportamiento social, incluso político.
Las reflexiones surgidas desde la lectura (directamente) y el caudal que inevitablemente surge de ella, es seguramente eso en lo cual radica el valor de la obra. No puede de ninguna manera quedarse en el primer nivel de entendimiento, resultaría un completo desperdicio. Decir “ah, qué interesante” o “no sabía que la cosa era así” no basta, la ocasión exige, absolutamente, ir más allá, mucho más allá. Como he mencionado, los porqués de nuestro comportamiento social incluyen sí, constructos como la economía o la religión, siendo esto último tema mayor si logramos entender de una vez por todas que como toda invención humana, su base se alimenta prácticamente por completo del miedo (y la comodidad, según yo), provocando tal vez, más diferencias que coincidencias entre los individuos, pero bueno, cada quien tomará su propia y mejor interpretación.
Hablando de constructos, la guerra como una de las calamidades autoinflingidas por nuestra especie, pierde (de por sí) todo sentido cuando se entiende lo absurdo de su esencia, igual con el consumo desmedido dentro de un sistema capitalista. Así con el resto de conceptos tomados por este escritor iraní. Muchas evidencias apuntan a una muy segura etapa de involución, no solamente desde lo biológico, sino desde la mera psique individual y colectiva.
Cuando comenté con algunas de las personas más cercanas algunas de las citas que más me impactaron del libro, el común denominador fue siempre “esto es un frasquito de pastillas ubicatex”, porque cada palabra apunta, sin duda, a darnos cuenta que si bien nuestro papel en nuestra propia telenovela es inevitablemente el protagónico, al abrir los ojos hacia la película del universo, de la naturaleza, somos ese actor insoportable que cree merecer el Óscar por su impresionante actuación, aunque el resto del casting sabe que de gañán no es posible bajarnos.
Según la edición, el libro no baja de las 490 páginas (a mi me tocó una de 800, muy cómoda para la vista), que se van ligeras conforme el rompecabezas humano se va conformando, aunque he de decir que hay episodios que percibí como cansinos o hasta repetitivos, especialmente donde intenta explicar la política y el funcionamiento de la economía (habrá sido un desinterés propio por esos temas). Indispensable para cualquiera, sin importar la disciplina académica a la que se pertenezca.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
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