lunes, 30 de diciembre de 2024

Jumanji deslactosado: opiniones sobre El Sueño de Albión, de Roger Norman

Por: Gustavo Torres Gómez

El Fondo de Cultura Económica es uno de los pocos esfuerzos que hay en México para hacer llegar literatura a la población de manera que sea variada y accesible, siendo que en los últimos años la serie A la orilla del viento, de corte infantil, ha servido de catálogo sinceramente interesante para salir de los convencionalismos respecto a lo que normalmente se consideraría literatura "no adulta"; de aquí se desprende El Sueño de Albión, novela ligera de Roger Norman, autor inglés poco prolífico del que no puedo decir demasiado, pero aquí mi opinión sobre el texto en cuestión.

¿De qué trata?

Edward Yeoman ha llegado a vacacionar a Turnworth, una aldea de hálito absolutamente campirano en lo más profundo de Inglaterra. Por accidente descubre un juego de mesa sobre el que no tiene noción ni instructivo, pero sobre el cual una serie de eventos aparentemente fortuitos se van ocasionando sin mayor sorpresa que la de pensar que son obra de la casualidad, hasta que el protagonista y una serie de acompañantes se van dando cuenta del verdadero poder del tablero. El resto del libro irá desmarañando el esfuerzo de los personajes por dilucidar las verdaderas reglas del juego y quién es quién en los azares de cada partida.

Lo más o menos

Si fuese película, sería una muy palomera y seguramente producida por Hallmark Channel o como una muy mala miniserie de Netflix de apenas cuatro o cinco capítulos. No es un libro aburrido en su totalidad dado que de vez en cuando suelta nombre importantes para las piezas (Merlín, La Muerte, etc.) o suceden cosas medianamente interesantes como para seguir enganchado un poco más respecto a qué carambas es el juego y si realmente tiene poderes mágicos o no. Cada personaje tiene personalidad bien definida, aunque se antoja tibios, sin fuerza.

Lo malo

Nunca sucede nada verdaderamente emocionante, incluso el episodio de la epidemia de una enfermedad misteriosa parece poco para lo que en realidad es. El clímax parece nunca llegar, de hecho, para mi gusto no lo hace, dejando el sabor amargo de un libro completamente nublado y que levanta expectativas bastante rápido al inicio pero que no logra corresponder en el resto de la trama. El centro de la historia tendría que ir desarrollando las reglas del tablero sobre la cual se supone gira todo, pero las reglas van apareciendo cual deus ex machina y jamás ponen al lector al tanto de lo que se puede provocar con cada tirada de dados, así que se está a ciegas prácticamente todo el tiempo, leyendo sobre un juguete maravilloso del que nunca se tiene color ni forma. En algún momento hice el esfuerzo de pensarlo como uno de esos fabulosos tableros de Warhammer 40000 o algún derivado de Dungeons and Dragons, pero las escuetas descripciones al respecto hicieron insostenibles las teorías que me iba generando sobre la marcha. Se vuelve un registro de las preocupaciones de Yeoman en relación a lo que pasará si sigue jugando o le cede el tablero al señor Tyson.

¿Vale la pena?

No. Debe ser una de las decepciones del año tomando en cuenta que el catálogo del que forma parte me ha regalado experiencias de lectura entrañables, como en el caso de Peligro de Suerte o Los Fantasmas de Fernando, excelentísimas obras de autores mexicanos con harto corazón y pluma desenfadada. El Sueño de Albión solo merece bostezos y la segura recomendación al FCE de publicar más nuevos autores nacionales antes que presuntos clásicos contemporáneos de la más desabrida britania.


Jumanji deslactosado: opiniones sobre El Sueño de Albión, de Roger Norman © 2024 by Gustavo Torres Gómez is licensed under Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International 



sábado, 28 de diciembre de 2024

Presencia ausente: I.A. vs Cerati

Por: Gustavo Torres G.

No hay nada más humano que usar máquinas”, dijo alguna vez el maestro Cerati respecto a una pregunta relacionada a la polémica en el uso (para algunos) excesivo de tecnología en presunta sustitución de instrumentos musicales. Para muchos, la música no es tal o pierde valor si no hay sudor de por medio, cualquiera que sea el género, sin embargo, la adelantada y artística mente de personas como el ya mencionado astro argentino debería ser tomada en cuenta para pensar dos veces antes de emitir cualquier juicio visceral. Desde un punto de vista artístico los instrumentos utilizados para generar sonidos son eso, instrumentos, herramientas para traducir contenido emocional e intelectual de modo que no solo muevan las ondas sonoras en el aire, sino que lo hagan de tal modo que produzcan tal o cual experiencia a quien escucha y es capaz de procesar de acuerdo a sus recursos alternativos (cultura, edad, situación socioeconómica, historia de vida, contexto en general), de ahí que “el gusto se rompe en géneros”. De la misma forma en que un canto yodel podrá parecer al oído popular occidental una forma de ejecutar música curiosa e interesante, el apego a los escuchas en su lugar de origen trascederá a algo más allá de “falsetes chistosos”.

Disco eterno

¿Pero a qué viene todo esto? Mi postura respecto a la tecnología en la música es la misma que Cerati: debe estar uno abierto a experimentar, tomar o desechar según haya oportunidad, la música será música independientemente de la forma en cómo se ejecute. Cuando Soda Stereo era ya una banda de rock-pop consolidada por ahí de finales de los ochenta con discos tan míticos como Signos, Doble Vida, o el apoteósico y rockerísimo Canción Animal, el siguiente paso para la banda fue el lógico: irse a algo diferente. Hubiese sido absurdo quedarse en el sonido de De Música Ligera, Sueles Dejarme Solo o 1,000,000 de Años Luz, que si bien a día de hoy siguen sonando como auténticas aplanadoras (mucho más las versiones en vivo), el éxito para los grupos musicales debería seguir un poco la línea de “lo Beatle”, quienes una vez que tuvieron reconocimiento y dinero para hacerlo, se sentaron tranquilamente en el estudio a sacarse lo mejor que tenían y lograron cosas fabulosas. En el caso de Soda, no fue diferente. Los noventa, la mejor época en la historia de la música (estoy listo para el debate) proporcionó a Cerati, Bosio y Alberti la posibilidad de acceder a equipos que complementaban su trabajo tan naturalmente como lo haría una batería, un bajo o la mítica Jackson azul del maestro, siendo Charly (según cuenta la historia) quien introdujo al equipo con estas nuevas formas de crear y producir. Si bien Dynamo es con cada año que pasa una obra top de la música latinoamericana no folclórica, en mi parecer Sueño Stereo es el epítome de la integración de sámplers, cajas de ritmo, pedales y programaciones. Es una jodida delicia cerrar los ojos y escuchar nota a nota cada uno de los temas de su último disco de estudio; violoncelos, guitarras eléctricas, MPCs, la voz vegetal de Gustavo, el bajo divino de Zeta, la bataca seca y precisa de Charly...


Estoy moviéndome lentamente

Lo que sucedió con Cerati en solitario está de más que lo detalle, su carrera será recordada siempre como una de las más prolíficas artísticamente hablando, siendo una de las razones su capacidad de mantener oídos abiertos como antenas parabólicas a lo que el mundo le ofrecía en ese momento. Todos celebramos Ahí Vamos por ser la vuelta a la distorsión, al sonido rock que tanto le admiramos en su etapa de trío, pero poco se habla del caviar que resultó ser Siempre es Hoy, en palabras de su hijo Benito (y coincido TOTALMENTE): “el pico creativo de Gustavo Cerati”; te lo puedes escuchar mil veces y no se encontrará otra cosa que buen gusto en cada arreglo, cada sample elegido y de nuevo, la integración de la tecnología para lograr un sonido limpio, poderoso, único. El artista musical en todo su esplendor se dio acá.


La presencia ausente

El camino transitado por Cerati fue dejando tras de sí la invaluable certeza de una identidad propia en todos sentidos. En cada nueva iteración, en el sonido replanteado disco a disco seguía siendo él a pesar de la reinvención. Nada que sea difícil de notar, la propia Mercedes Sosa (diosa absoluta de la canción) le calificó como “alguien con una voz muy particular” sin falta de razón, el timbre y las inflexiones a la hora de hablar y cantar le hicieron una de esas rara avis a quienes es imposible sustituir (guardando distancias, como el inmenso Freddie Mercury o el inconfundible Michael Jackson). A diez años de su partida física aun resuena en mí su voz, permanecerá ahí cada sílaba en las más de centenar y medio de canciones que integran su legado infinito, aunque surge de pronto una inesperada situación con la que miles de fans de todo Latinoamérica ponen a prueba el eterno deseo de seguir escuchándolo pugnando por desvelar material inédito, solo que esto de oír algo nuevo parece que se ha salido de las manos y la razón es la tecnología de una forma que jamás antes se había visto. ¿Qué habría pensado Gustavo al respecto?

El tropo común es la tecnología creciendo a pasos agigantados. Hace no más de dos años las conversaciones con ChatGPT o las virguerías visuales procesadas en Dall-e u otras plataformas de procesamiento visual pusieron sobre la mesa la última instancia sobre la cual el ser humano podría diferenciarse de las máquinas: el arte. Aquel popularísimo diálogo de Will Smith en la película Yo Robot (2004) donde el humanoide Sonny es cuestionado sobre si es capaz de convertir un lienzo en una obra maestra o escribir una sinfonía este último responde lapidariamente: “¿Usted puede?”, podría maliciosamente aplicarse a cualquier ser humano hoy y no aprobarlo ni de chiste. Del test de Turing ni hablar. Sobre las mismas líneas, el detective Spooner afirma: “Incluso los perros tienen sueños, pero tú no, eres solamente una máquina”. A día de hoy, sin afán de ser grosero ni cruel, preguntaría ¿Quiénes en realidad tienen sueños?

Lo de tomar textos para hacerlos pasar como originales o generar imágenes fabulosas basadas en estilos artísticos de cualquier tiempo era ya bastante impresionante, pero lo que está sucediendo el área de la música es verdaderamente escandaloso, aunque no debería extrañar, pues a fin de cuentas, qué otra cosa son las notas y la composición musical sino la sublimación intelectual de las matemáticas... Dicho de esa manera, con los algoritmos indicados, suficiente poder de procesamiento y una base de datos prácticamente infinita han aparecido lo que extraoficialmente llamaré sintetizadores de composición musical (SCM), capaces de replicar voces humanas con tal fidelidad que es casi imposible diferenciarlas de voz viva, lo mismo con instrumentos y lo más perturbador: creación de canciones (en su totalidad, es decir, desde la composición, arreglos, canto y ejecución) con el estilo de quien se plazca. Es por eso que escribí este artículo.



Mi mejor amiga ceratiana me mandó el video anterior y mis reacciones pasaron por la sorpresa, una profunda nostalgia, el placentero momento de sentir la voz del maestro una vez más en palabras nuevas y después... nada. Es su voz, es su forma de interpretar, son los colores en sus metáforas, los estribillos son él, pero al mismo tiempo no. El clon revela su artificialidad inevitablemente, así con la avalancha de temas generados hasta la fecha, ya he perdido la cuenta, podría salir una canción nueva literalmente cada minuto, sonando a Cerati pero careciendo de alma, la esencia perdida en el morbo de querer tenerlo al oído de vuelta. Mencioné algunos párrafos atrás las particularidades en su voz y es impresionante cómo estas IIAA las reproducen milimétricamente. La forma de ejecutar coros, el vigor en los agudos, la profundidad de sus graves, lo ya mencionado respecto a las maneras de componer, es todo abrumadoramente perfecto.

Igual que con las ilustraciones hechas por máquinas, tras dos o tres temas comienza uno a identificar el patrón meticulosamente aplicado. De inicio, tanto para ojos como para el oído, estas cosas logran embelesar con su supuesta perfección, sin embargo la falta de sutilezas, el hecho de que un fan acérrimo (modestia aparte) pueda detectar sonidos propios de la época sónica de la que se extrajo o incluso poner en discusión si determinados temas o palabras hubieran sido utilizados* son factores que obligan a la mesura y por qué no, al desencanto.

Más allá de la maravilla tecnológica ¿Es válido hacer esto desde un punto de vista moral? Y... el rollo inicial de este texto alude al tiempo que le tomó a Gustavo Cerati tanto en solitario como en la etapa con Soda desdoblarse hasta convertirse en el mito que es hoy día, el proceso natural de vivencias y su propia cosmovisión, filosofía de trabajo se plasmó con cada tema en cada disco. Con aquello de que “No hay nada más humano que usar máquinas” él se defendía de las críticas recibidas en su etapa de Ocio y Roken**, de los cuales la gente renegó de su total despegue del sonido rock con el que se le identificó por años cambiando por completo lo que presentaba en vivo por aquellos años, llegando a catalogarse como parte de un descarado “laptop dúo” junto con el finado Flavio Etcheto, a quien por cierto le debemos hermosos arreglos para trompeta dentro de algunos temas en Sueño Stereo, Bocanada y Siempre es Hoy, entre otros. Bajo este argumento, el uso de herramientas no es motivo de ningún juicio ético, el asunto es que la herramienta se vuelva también el ejecutante y eso a mí me parece de una aberración razonablemente cuestionable, especialmente para quienes están sacando provecho con vistas y likes en las plataformas donde se han estado distribuyendo. A diferencia de las bandas de covers, tan extendidas en el mundo y que en México y el resto del continente se encargan de mantener vivo el legado de los artistas que homenajean, las canciones generadas con IA no exigen esfuerzo de nadie ni requieren algún talento especial en su ejecución. La maravilla de ser lo que son no la desestimo, pero va a depender de quien las escuche si le seguirán dando el protagonismo que no merecen, la obra del artista ya ha sido hecha y al menos hasta el día de hoy ninguna de las composiciones, con todo y que en teoría, científicamente hablando se pueda afirmar que no hay nada que indique que no sea Cerati, con todo y eso, ninguna ha logrado hacer algo mínimamente superior al material original, al creado en cuerpo, alma y tiempo del maestro. Hay vacíos que no se pueden llenar, así de simple. Elijo quedarme con aquel tema maravilloso de gran Leandro Fresco (memorable dentro del team Cerati solista) donde las notas de su guitarra parecen saludar desde un lugar mejor, más lejano. Su voz real se ha apagado y por eso sigue resonando en nosotros.

Presencia ausente: I.A. vs Cerati © 2024 by Gustavo Torres Gómez is licensed under Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International 


* Encontré algún tema donde abiertamente se habla de muerte o suicidio, algo que jamás habría mencionado Gustavo en ninguna de sus canciones.

** Proyectos paralelos a su carrera solista pero que no consideró parte de su línea principal de discos, pues se trataba de experimentos sonoros más apegados a la electrónica y el sampleo.



lunes, 23 de diciembre de 2024

Ingenuo del olvido

Por: Gustavo Torres Gómez

Cada adiós me edifica

soy ahora imperecedero monumento

ya el tiempo no puede hacer más

me ha arrebatado todo

como inevitables ofrendas que reclama el tiempo

voraz coleccionista de mis afectos


Ingenuo, creo haber derrotado a mi enemigo

acepto en mi alma las arcas vacías

y apuesto mi todo, sin remedio


Asoma el mejor de mis aliados

además con faz de rival

es el mañana bañado en promesas

carcome en llamas cada latido

la expectativa es más cruel que el olvido

es la superficie que invita y se aleja

si no hay más remedio que entrega.


Ingenuo del olvido © 2024 by Gustavo Torres Gómez is licensed under Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International 

sábado, 21 de diciembre de 2024

No es un libro normal - Opiniones sobre un hermoso libro de Benito Taibo

 

Por: Gustavo Torres

El sagrado trance de lectura a veces provoca reacciones que trascienden lo intelectual, en ocasiones lo espiritual o a veces ambos, como es el caso de Persona Normal, de Benito Taibo. Perdido durante más de un año bajo la llanta de refacción de mi carro, tuvo que ser una cita de servicio técnico con la agencia lo que recordó el compromiso de lectura con alguien que seguramente puso en mí cierta esperanza de aprecio respecto a lo que me encontraría en aquel texto y dicho así, además ya con el resabio de haberlo terminado, amerita lanzar ese lugar común que reza: las cosas pasan por algo, este era el momento para leerlo.

Sebastián es un chico de doce años que ha perdido a sus padres justo en ese momento de la vida donde se hace más importante tenerlos, aunque bueno, lo justo sería decir que toda la vida es una medida más exacta para eso... Esto no es ningún espóiler que vaya a arruinar la experiencia de lectura, es algo que sucede en las primeras diez o quince páginas y que condiciona el resto de lo que vendrá, en especial con quién deberá vivir el protagonista al menos hasta que sea mayor de edad. En otro dato espoileroso, será el famoso tío Paco quien se haga cargo del chico quién sabe por qué, dado que este señor tiene la reputación en su familia de ser alguien más bien con pensamiento y forma de vida jipioso, un fulano con quien casi nadie en sus cinco sentidos encargaría a un adolescente, menos en la situación tan vulnerable en la que se encuentra, sin embargo, para fortuna de Sebastián, su tío resulta ser un maravilloso ser humano a quien el lector rápidamente asignará el calificativo de “ángel” tanto por su nobleza como por su compromiso con sus propios ideales y el afán genuino de mostrarle la maravilla de vivir a su queridísimo sobrino aún a costa de muchas críticas y encontronazos con medio mundo.

Persona Normal es entrañable desde la primera página y permanece así hasta la última palabra sin el pecado de ser cursi, de hecho no lo es en ningún momento. Es el tipo de libro que por supuesto recomendarías a alguien que no tiene el hábito de la lectura y quiere algo con lo qué empezar, igualmente si es niño, adolescente o adulto la novela es corta, sólida y muy humana. Acompañar el crecimiento del chico en tanto llueven referencias a obras clásicas de la literatura universal es un deleite, aunque si alguna exigencia tiene que haber, podría ser que para el avezado en estos menesteres mucho de lo que se cita son lugares comunes, la verdad es que no podían ser más atinados y dan al clavo con cada situación capítulo tras capítulo, que además de todo son cortísimos, lo que da sensación de avance en una estructura de obra nada compleja que privilegia lo lúdico sobre lo complejo.

La magia de leer, el privilegio de vivir, la bendición de poder pensar son sabores presentes en este libro súper recomendado para compartir con aquellos a quienes realmente queramos dar un presente cuyo sabor dure toda la vida.


No es un libro normal - Opiniones sobre un hermoso libro de Benito Taibo © 2024 by Gustavo Torres Gómez is licensed under Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International 

Comala en Streaming: comentarios sobre la adaptación de Rulfo al cine digital

 Por: Gustavo Torres Gómez Es como el duelo: se parte de la negación, hay broncas internas qué solucionar, cierta negociación, la consabida...