Drogas, sangre y compañía: Análisis crítico de "Vertical", novela de Jorge Nores

 Por: Gustavo Torres G.

¿Es obligatorio ser feliz? ¿Necesitamos darle sentido a la vida? Si bien estas parecen preguntas existenciales absolutamente básicas o tal vez hasta obvias en su respuesta para algunos, la realidad de miles de adolescentes en todo México y seguramente en el resto del mundo parece orillarlos a evitar el mero acto reflexivo e inevitablemente sucumbir ante el bufet de los sentidos, dándole al placer la fugaz etiqueta de "verdad".

Vertical es la primera novela del joven escritor chihuahuense Jorge Nores, quien hábilmente entrega una historia empapadísima de violencia, sexo, drogas y una realidad que desgraciadamente está lejos de extinguirse en prácticamente todo el territorio nacional. Acá nos cuenta cómo Gustavo (sí, tocayo), un quinceañero homosexual de Chihuahua termina inevitablemente atado a una red de narcotraficantes y sicarios a partir de una decisión aparentemente inocua, pero que como bola de nieve, va atrayendo infortunios uno, dos o tres detrás del otro. Lo de "inevitablemente" puede ser sometido a discusión, sobre todo por la juventud e inexperiencia del protagonista, aunque dadas las condiciones en las que creció y el entorno social en que se desenvuelve, parecería que era cuestión de tiempo para que le comenzaran a pasar cosas.

En la flor de su adolescencia, Gustavo ejerce su sexualidad sin freno, consecuencias ni arrepentimientos, sumado al consumo cada vez más elevado de cocaína o lo que le pongan enfrente. Abandonado por su padre cuando él era muy niño, con una hermana mayor laborando en maquiladoras y una madre trabajadora relativamente ausente, jamás ha tenido el referente de confort y seguridad que una familia en otras condiciones podría haberle brindado (ojo, no es una crítica a la familia no tradicional). El tiempo en las calles de una de las ciudades más inseguras del norte y sus apetencias sexuales le convierten en presa fácil para el crimen organizado, donde rápidamente es absorbido. A lo largo de un texto que de verdad se va como agua, el lector no tendrá momento de descanso, dado que las situaciones no darán tregua, tal como le pasa al chico en cada uno de los capítulos: hundido en coca (coquita, le dice él) dormir y despertar cada día para ir a vender merca, huir, hacer tratos y acostarse con su mentor tantas veces como es físicamente posible son la tónica que jamás decae, sumiéndolo a él y quien lee en una vorágine inevitable de desesperación y paranoia; probablemente el nombre del libro venga justo de ahí, pues el descenso es franco, en picada.

A título personal, sentir empatía por alguno de los personajes fue imposible. Lejos de ser una crítica para el autor, es un sincero halago. El retrato de las aspiraciones de la familia de uno de los secundarios, por ejemplo, deja ver con precisión el perfil aspiracional al que una parte de la juventud y niñez mexicana apunta: dinero, mujeres, lujos, respeto y reputación construida sobre lo que sea, incluso una pila de cadáveres o la ausencia de garantías sobre la vida. En alguna escena, Gustavo tiene que convivir forzosamente con la familia de uno de sus colegas, siendo que le reciben con gusto y esa calidez única de nuestra gente, es ahí donde por primera vez se siente querido, su vida adquiere por un momento el sentido que nunca tuvo, acompañado por comida de casa, risas y seguramente un plato con pan dulce, de ese que hermosea el gusto y obliga a agradecer el milagro de estar vivo… 

La cadena de sucesos se arma de tal forma que el cierre es trepidante y desde mi punto de vista, uno de los mejores finales que he leído nunca (por supuesto, no daré información al respecto), revelando gratamente a Nores como un escritor ágil, con recursos lingüísticos no solo suficientes sino sorprendentemente destacados, construyendo un ambiente de desolación pasmoso y de inquietante vértigo sobre sus últimas páginas, si contar con que el lenguaje utilizado se siente tan natural, que no es poca cosa reconocer ese manejo, tomando en cuenta que en el afán de "coloquializar" según qué narración, por lo común se tiene fracaso y aquí no sucede eso. Alta literatura, pues.  

No es para nada una temática que busque para leer, de hecho llegó a mí de maneras misteriosas… Sin embargo no dudo ni tantito lo de recomendar y reflexionar sobre lo que se aborda en la historia, pues como he dicho, a nivel literario se desarrolla con maestría y en el análisis de nuestra realidad, confrontar una obra como esta se vuelve imprescindible en el ejercicio de la reflexión.


Drogas, sangre y compañía: Análisis crítico de "Vertical", novela de Jorge Nores © 2024 by Gustavo Torres Gómez is licensed under Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International 

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