“Qué guapa es la Lupita Jones”, o de cómo la decepción electoral se sigue alimentando.
Por: Gustavo Torres G.
“Qué guapa es la Lupita Jones”, escuché detrás de mí mientras hacía fila para votar este nublado 6 de junio de 2021. Dos adorables señoras de edad conversaban previo a ejercer legítimamente su derecho a elegir. Tuve que sofocar una carcajada desde el fondo de mi corazón y reprimirla, igual que un extraño sentimiento al que no supe identificar: transitaba entre la desesperanza, la excitación por la anagnórisis emanada de la conversación a mis espaldas (me parece que se entiende cómo una frase tan sencilla puede ser reflejo de tantas cosas) y seguramente la confirmación de que a este paso, no podemos llegar a ningún lado si seguimos creyendo que la solución está en la política partidista y los momentos electorales.
Hacía tiempo que quería escribir al respecto de la época de comicios, pero preferí esperarme un poco hasta no tener ya cierta noción de los resultados y darle algo de crédito a una sociedad que de entrada, comenzaba a perderme una vez más, como cada tanto que se convoca a las urnas, y es que para quien tenga dos dedos de frente, asimilar la cultura electoral de cada uno de los miembros que la integran (básicamente, toda la población adulta del país), es cuando menos, un espectáculo dantesco. No se puede creer el circo mediático en el que se ha convertido el asunto desde hace ya varios años, el ansia de poder ha volcado a quienes pretenden tomarle un cacho, explotar con descaro las más sucias triquiñuelas sociales; cosas que desde lo teórico apuntarían a ejemplificar supuestos en mundos de caramelo, lógicas de convivencia que sólo Platón en su primigenia e inocente forma de ver las cosas pasarían, pero que la más directa y desalmada idea del buen Maquiavelo confirmarían con una sonrisa de oreja a oreja y ambas manos a la cintura. El ansia de poder es cabrona.
Recientemente, en la grabación del podcast en el cual tengo el gusto de acompañar a mis estudiantes de bachillerato (El Cuartito, se encuentra en Spotify e Ivoox, perdón por el comercial), los chicos cuestionaban al queridísimo y respetable sociólogo Jesús Vera Pons sobre su opinión personal acerca de los políticos, la respuesta que dio me pasmó un momento, dada la contundente sinceridad, pues apenas unos minutos antes, justamente charlando acerca de la corrección política, el también teólogo disertaba en un tono de tranquilidad y conciliación tal, que resultó gran vuelta de tuerca la cita que en su momento me sirvió de estafeta: “los políticos son unos mentirosos (…) se aprovechan de su posición para engañar”. Así, directo. Vi espacio y rematé: “además de mentirosos, payasos, literalmente”. Y miren que el uso de palabras como “literalmente” no son propias de mi vocabulario, pero en esta ocasión, a mi pesar, se empleó tal cual ameritaba. ¿Conocen la “oferta electoral” en el resto del país? Aquí algunos penosos ejemplos:
Carlos Villagrán, el famoso “Kiko” de la infame Vecindad del Chavo, osó postularse para luego renunciar a su candidatura para el cargo de gobernador en el estado de Querétaro. Menos mal que le hicieron el feo. Como dirían algunas personas que respeto mucho, puede o no importar la preparación académica o experiencia política, pero también hay límites; en Estados Unidos ya tuvieron a Reagan como un insólito caso de actores dentro del cargo más importante del mundo, con resultados más bien cuestionables desde lo social (nadie niega sus logros en el desarrollo económico e industrial en su gestión), pero los tiempos eran otros, su acérrima convicción en contra del fulgurante comunismo al otro lado del mundo y pisando los talones norteamericanos en lo geográfico y político, facilitaron su ascenso al poder, en una suerte de cara amable contra el cáncer que intentaban erradicar, había un convencimiento desde lo ideológico y eso lo aprovechó perfectamente la maquinaria capitalista del entonces Gran Tío Sam. ¿Cuáles serán las convicciones políticas del señor Villagrán? ¿Librarnos de la chusma?
Alfredo Adame, probablemente la cara más asquerosa de la política fincada en imagen pública, pues aunque no me consta de primera mano, basta con googlear su nombre y tanto en forma de artículos escritos, como en material audiovisual en prácticamente todas las plataformas de intercambio social, el señor se ha construido la reputación de majadero, vulgar y tranza. Acusado de varios cargos, entre ellos, malversación de fondos de campaña, este tipo se la ha pasado maldiciendo y vituperando en contra del nombre que le pongan enfrente. Bastó con su candidatura a la alcaldía de Tlalpan para demostrar con toda tranquilidad que Redes Sociales Progresistas es la mejor agencia de representantes de México, teniendo además, al menos ocho candidaturas en diferentes puestos y localidades en el resto del país, todas y cada una de ellas con perfiles igual o más penosos, una verdadera mentada de madre, pues. Al momento de escribir este artículo, se daba a conocer el resultado de la casilla donde el susodicho emitió su voto y el resultado a su favor (más bien del nuestro) era de 1. Te amo, gente de Tlalpan que no conozco.
Tinieblas Jr., Mariana “La Barbie” Juárez, Blue Demon Jr., Adolfo “El Bofo Bautista”, y un puño más… en el afán de tener rostros conocidos, el RSP y el Partido Encuentro Solidario reclutaron a ex deportistas (que yo sepa, la señorita Juárez sigue en activo) para intentar ganar diputaciones y alcaldías. Ok, puede que esté juzgando mal y estas respetables personas en verdad saben lo que están haciendo y además con visión para mejorar los lugares a partir de su posible futuro puesto, pero ¿era necesario lanzarse en campaña con todo y máscara? ¿No es ilegal? ¿No les da vergüenza? ¿Y si no son ellos? ¿Van a mejorar al país a punta de chingadazos, o cómo? Lo dejo a su interpretación, yo ya no puedo más.
Rocío Pino: el pináculo de la desvergüenza y el cinismo partidista. Con una vulgaridad sin límites, la señora que ha hecho parte de su negocio en Onlyfans (plataforma de contenido explícito) ha lanzado su campaña bajo el lema “Chichis para todas”, en un intento estúpido de ganar notoriedad a partir de consignas pseudorrompedoras y de dudosa carga feminista (que alguna me explique si me estoy equivocando), si esto no fuera poco, la publicidad utilizada incluye su imagen completamente sin ropa y teniendo como principal protagonista su propio cuerpo en estado de embarazo, seguramente queriendo abaratar el significado de la palabra “empoderar” en el contexto de las embarazadas. La prensa internacional ha hecho sorna de la situación y a mí, la verdad me da pena. ¿Soy un persignado? Afortunadamente, no.
De Hank Rhon, ni me molestaré en dar detalles, simplemente culpar a quiénes le apoyan por el hecho de no tener memoria. No diré nada más, cada cual haga remembranza o investigue sin sesgos.
De Morena, la decepción venía ya de cajón, con la de cosas que se han pasado a conveniencia por el arco del triunfo, la dudosísima calidad moral y ética de muchos de los aspirantes al poder no sólo en la región, sino en el resto del país, nunca mejor citado el inmortal Dewey (no el sociólogo, gente, sino el hermano de Malcolm): “no esperaba nada de ustedes y aún así lograron decepcionarme”. Y el problema es que se han creído todo aquello de ser la última coca del desierto. Si bien son un gran factor de cambio en potencia, el miedo reside en el uso que hagan del momento político del que disfrutan y disfrutarán al menos hasta que López Obrador termine su gestión, pues vaticino (apunten esto) el regreso inevitable y lamentable de la vieja guardia para el próximo sexenio.
En fin, cuando se hablaba del circo de la política, jamás se esperaba que fuese literal, ¿Vaya poder del lenguaje, no? Hablar de panistas, priistas, morenistas, perredistas y lo que les siga, ya no es indicio de gente convencida, sino de hábitos arcaicos que siguen viendo en los partidos esperanzas infundadas, emanaciones y oportunidades para generar identidad, como si de ridículos equipos de futbol se tratase; pertenecer a un partido político, entiendo, se justificaría solo porque se es parte de su mesa operativa, pero apostar la fe , ahogar el raciocinio en virtud de “sus colores” es una pena de muerte para la democracia. A algunos mayores les parecerá tema menor, pero hay generaciones que terminarán pagando muy, muy pronto, los réditos reclamados a lo largo de décadas por la intransigencia de una sociedad que permitió hacer de la política un cabaret nihilista.
Fuentes
Ramírez, S. (2021), Elecciones 2021 México: artistas, luchadores, exfutbolistas y cantantes van como candidatos (razon.com.mx)
Agencia EFE (2021), Rocío Pino, la candidata mexicana a diputada que promete implantes de senos gratis - El Comercio
Ordaz, P. (2011), Detienen en México a un exalcalde de Tijuana con un arsenal | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)