sábado, 12 de octubre de 2019

El secreto entre los dos es que... (Soda vuelve y es necesario hablar)

Por: Gustavo TG

Soda Stereo vuelve y es necesario hablar. Muchas son las opiniones y raramente alguna es conciliadora con las demás. Es un tema en verdad delicado para los soderos de cepa. Público genérico, comprenda la situación. ¿Por qué no emociona tanto como se supone debería? Aquí mis porqués.

Es de todos sabido que el peso creativo y alma del grupo fue siempre Gustavo Cerati, quien con el paso del tiempo supo trascender su nombre más allá de la banda en cuestión, él se colocó con méritos de sobra en ese selecto olimpo de los dioses musicales argentinos, especialmente del pop y rock; junto con Spinetta, García, Páez y un puñado más, logró poner su nombre entre esos imprescindibles. 

A pesar de su consagración en solitario, Gustavo nunca negó su origen, reconoció siempre en Soda a la banda de su vida y mencionó en repetidas ocasiones el hecho lógico de que si alguno de los tres faltase, la banda como tal no existiría, declaración que tanto Zeta Bosio como Charly Alberti retomarían en distintas ocasiones para reafirmarlo, ¿significa entonces que ante esta inminente gira internacional el nombre Soda Stereo está siendo mal utilizado? Dado lo mencionado, sí, la respuesta es clara: no hay Soda sin Cerati o sin cualquiera de los otros dos.

¿Dónde está el lío entonces? Como dije, habemos soderos de cepa a quienes no nos entusiasma escuchar los temas de nuestras vidas interpretados por quienes directamente consideramos indignos de ocupar un lugar así de grande; a título personal, haber abanderado a Chris Martin como el principal elemento dentro del cast de voces acompañando la batería y el bajo del grupo, me parece una jugada sin ningún tipo de sentido histórico ni artístico, el tipo de Coldplay jamás tuvo relación con latinoamérica ni en lo musical ni en ninguna otra forma, fue aquella noche en Buenos Aires cuando interpretó De Música Ligera en un gesto que se antoja bajo y populista; justo después de la partida física del maestro, las menciones y homenajes venían de todos lados, pero... en verdad esos tres minutos fueron suficientes para ponerlo a la cabeza de este proyecto en 2019? Ni de coña.

Incluso con Richard Coleman como sustituto natural en la voz y guitarra hubiese tenido más sentido en lo artístico (lástima que no en lo mercadológico, es un nombre prácticamente desconocido para el gran público fuera de Argentina), y es que previo a las giras Ahí Vamos o Fuerza Natural con Gustavo, las andanzas de Coleman junto al trío se remontan a épocas incluso más tempranas que el debut oficial de la banda... pudo haber sido el cuarto Soda. Leer en los comunicados nombres como Juanes o Mon La Ferté dentro de la alineación de artistas, simplemente provoca escozor (¡hasta Shakira tendría mi aprobación!). Caso distinto, es tal vez, la inclusión de leyendas que sí se “justifican” dentro del universo sodero, sea por su relación con el grupo en el pasado o por méritos propios, con el estilo y caché que puedan aportar: Benito Cerati (es hijo de su majestad, ni modo), el buen Rubén Albarrán (la mejor versión de Juegos de Seducción fue la de Café Tacvba), Andrea Etcheverri (su aportación al unplugged con La Ciudad... es simplemente apoteósica), el ya mencionado Richard Coleman (razones explicadas), Adrián D´Argelos (su estilo es interesantísimo si se piensa bien), León Larregui (se consruyó una carrera completa con Cerati como influencia innegable), Fernando Ruiz Díaz (no está tan mal, después de todo, creo que Zeta nunca había llevado un invitado personal), y Gustavo Santaolalla (el exquisito del repertorio). Como homenaje suena bien, pero el uso del nombre Soda Stereo para la banda es lo que hace ruido a muchos.

Recien estaba leyendo Yo conozco ese lugar, la autobiografía de Héctor Pedro Juan Bosio (Zeta, para el resto del mundo), cuando surgió la noticia de la gira. Si bien conocía muchas situaciones respecto al origen de la banda y muchas de sus aventuras, este documento (sumamente importante para soderos de toda la vida) abre inesperadamente una nueva veta de apreciación respecto al papel de cada uno de los elementos de Soda Stereo, junto con la sentida y en verdad sincera exposición de motivos por parte de su autor respecto de un montón de cosas, entre ellas, las broncas con Gustavo en relación a lo que cada quien hizo para haber hecho de su grupo lo que fue y lo que es aún. Explica con detalle cómo para una banda la autoría de las letras es sólo una parte del trabajo, la composición de las mismas (con toda su complejidad), arreglos, maquetación, ingeniería (en estudio y en directo), ensayos, organización de imagen, fechas, negociaciones con disqueras, arrendatarios, músicos invitados, patrocinadores, contratos y un largo etcétera, no pueden ser para nada, obra de una sola persona. Zeta jamás demerita el monstruo artístico en que se convirtió Cerati, una auténtica bestia del pop mundial, al contrario, no deja de ensalzarlo y congratularse por la oportunidad de haber crecido personal y profesionalmente junto a él, pero reclama, con toda razón, su tercio del pastel, uno igual de grande que el de Charly y de Gustavo; la magia sólo de daba con los tres, y en ese sentido, fue tan importante como las otras dos partes. De lo que vivieron y pasaron, hace más entendible hoy esta postura de empoderamiento, de decir “Soda también soy yo, también me pertenece, también fui responsable de su construcción”.

¿Que es un negocio? ¡Claro! Lo dijo Gustavo en 2007, justo en aquella memorable conferencia de la gira Me verás volver, cuando un cizañoso reportero les preguntó: “¿Dónde está el problema en aceptar que vuelven por el dinero?”, ante lo cual, como un auténtico príncipe, con serenidad y sabiduría contestó: “No hay ningún problema en aceptarlo (...), plata es lo que nos pagan a todos por trabajar (...) estamos acá por una situación más personal... ”.

Me parece que se acusa innecesaria y cruelmente a Alberti y Bosio respecto al asunto de los dineros, como ha venido pasando desde lo del Circus Soleil, para algunos un homenaje innecesario, para otros, una muestra de que el legado de Soda continúa y se esfuerza por seguir vigente en las generaciones que siguen. Yo soy de estos últimos.

Nadie va a hacer trabajo gratuito, tengamos un poco de sentido común. Queda claro que Gustavo es insustituible, pero prefiero mil veces ver el bajo y la batería verdadera de dos auténticos Soda en una gira de este tipo, que un homenaje pedorro hecho por terceros, y ahí sí sacando provecho de canciones, material y nostalgia que jamás generaron, léase Matute, por ejemplo, una vergüenza y asco de banda que se dedica a lucrar con versiones horribles ¡de temas que jamás compusieron! Ladrones en toda regla. Desde mi parecer, los ya mencionados tienen total y absoluto derecho de hacer lo que les plazca con el material que amamos, no podemos esperar que la única forma de volver a escuchar a Soda sea a través de los discos.

Es sumamente injusto para ellos no poder tocar sus propios temas sólo porque inevitablemente Gustavo no está, ni estará, además, lo han dicho ya, todo el asunto es un homenaje para él, una metáfora viva en la que la banda revive junto con todos nosotros y quienes se unirán para darle voz a la banda. Jamás se ha pretendido “sustituir”, no va por ahí el asunto.

En el regreso del 2007, decía Gus en medio broma que le gustaba la idea de que sus hijos viesen un show de Soda Stereo en vivo, ahora, uno de ellos será parte del legendario trío: un Cerati, un Bosio y un Alberti de nuevo juntos en un escenario.

Gustavo Cerati fue, es y será la figura musical más importante de mi vida, su obra con Soda, en solitario y con colaboraciones es artísticamente descomunal, llena de sutilezas y míticos episodios por todos lados, dotada de sensibilidad y creatividad única. El lugar común no era lo de él... Con todo esto, como fan acérrimo y vitalicio, no me cierro a aquello que ya mencioné, Soda Stereo debe seguir asegurándose un legado no sólo a través de los recuerdos (ecos que no volverán), sino de iniciativas como las que afortunadamente el resto de la banda aun tiene el entusiasmo por compartir.

"Siempre seremos... ¡Soda!"


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